JANKO JANEFF EL ESPНRITU EUROPEO Todos nosotros somos hijos de un mismo continente, herederos de una comъn historia del espнritu que hasta ahora ha combatido por la plasmaciуn de la idea del hombre, hasta en sus mбs altas manifestaciones. Pues la Historia desarrollada en Occidente no ha tratado de alcanzar otro fin. que el de realizar en ъltimo extremo esta idea del hombre y especialmente la del hombre europeo, cuya esencia arraiga a pesar de todas sus evoluciones y diversas formas de expresiуn en una e idйntica raнz йtnica, en una e idйntica ley de vida y en una ordenaciуn comъn de los valores espirituales. En todas las йpocas decisivas de los acontecimientos europeos surge constantemente la fuerza original del genio, llamada a asegurar este destino comъn de Europa y a darle forma. Las revoluciones espirituales de Europa han tratado siempre de abarcar esta уrbita occidental y, como no han sido capaces de lograrlo, su titбnica lucha se tradujo en romanticismo y mъsica, en fragmentos del infinito dolor y solemnidad de la vida, como se encuentra especialmente en Hцlderlin, Beethoven y Nietzsche. La unidad europea, que no es en sн una creaciуn artificial ni abstracta, sino un todo vivo determinado en primer tйrmino por una aspiraciуn de pueblo (“vцlkisch”) y por la afinidad del mismo mito de carбcter indoario, raramente fue hasta ahora objetivo de la polнtica. Esta polнtica ha destruido con demasiada frecuencia la unidad de la vida histуrica europea y el complejo de destino europeo, que sуlo por algunos fue autйnticamente presentido y anunciado, de modo que hoy podemos hablar de una triste historia de la unidad europea, constantemente disociada y adulterada. La tradicional conciencia polнtica de la plasmaciуn del poder dependнa en general de prнncipes extraсos o determinados superficialmente que se agotaban en la composiciуn de la esfera del Estado, asegurada ъnicamente por la violencia. Incluso en los perнodos en que el pensamiento occidental tendнa a creaciones elementales la conciencia de la unidad de Europa siguiу dependiendo predominantemente de conceptos polнtico-estatales. Tambiйn en la era de las primeras vastas fundaciones de Estados y sobre todo del reino de las francos fueron asfixiadas por la aspiraciуn a tradicionales principios de soberanнa las fuerzas autйnticas que debнan hacer surgir una Europa fuerte, heroica y labriega porque tales principios no correspondнan a la unidad vital de Europa, impuesta por la sangre. En suma, en la Historia de la conciencia europea se encuentra poca huella del poder de un decisivo surgir de vitalidad espontбnea y precisamente en los mayores entusiastas y visionarios polнticos, como Napoleуn, la unidad europea fue en el fondo sуlo una funciуn de rйgimen de poder que hubo de desmoronarse porque carecнa de la visiуn de la causalidad dinбmica del mundo. La evoluciуn europea es pobre en las formas revolucionarias que la misma vida exige, en la gran direcciуn histуrica debido al hecho de que el espacio en que vive Europa muestra la misma causa primitiva en todas sus transformaciones: a saber la concepciуn indogermбnica del mundo, el conocimiento del mundo europeo como hogar de una humanidad agitada por un destino que, diferente en su estructura regional, en su expresiуn racial, en la forma de su mentalidad, estб sometida en ъltimo tйrmino a una misiуn comъn que ha de aceptar y ha de cumplir. Precisamente contra esta intuiciуn de la unidad de Europa han actuado durante siglos aquellas potencias que se consideran elegidas para representar y defender la civilizaciуn humana. Es el muro occidental de Europa, que, apoyado en una teorнa aparente de apostolado, ha impedido tan frecuentemente el despertar de Europa. Es el sistema de la formaciуn de frentes contra el dominio del continente por sн mismo y contra aquellas fuerzas vitales que dan coherencia al espнritu europeo y le hacen capaz de regir la historia. El concepto democracia expresa esta hostilidad contra la trбgica autodeterminaciуn de Europa, que sуlo nuestro presente, surgido de una revoluciуn, se ha decidido a proclamar. En la aspiraciуn de asegurar este frente contra Europa se ha agotado la misiуn de la humanidad anglosajona. Tambiйn el Oeste de Europa alumbrу una idea del espнritu europeo pero le faltaba precisamente lo que la hacнa viable: carecнa precisamente del pathos del ser viviente, el respeto a las potencias que no pueden concebirse racional o mecбnicamente, que llamamos pueblos. La idea occidental del espнritu europeo ahoga los movimientos interiores de las nacionalidades y vio su realizaciуn en la creaciуn de un superorden de conceptos abstractos de civilizaciуn, sin presentir que a pesar de la multiplicidad de organismos йtnicos y nacionales, el espacio cultural y la historia de Europa estбn arraigados en una ъltima realidad que no puede definirse finalmente ni explicarse mediante reflexiones razonadas; que Europa representa por tanto una уrbita dinбmica de destino que abarca a todos sus pueblos y les hace soportes de una evoluciуn histуrica. Por consiguiente, el Este de Europa estaba tambiйn condicionado por la lucha contra el espнritu occidental. Este espacio fue hasta ahora hostil a Europa. En todos los perнodos de la evoluciуn rusa perdura el odio contra Europa, que excitado por visiones de la estepa, creу la cruenta mнstica de su imperio anarquista. La historia polнtica y espiritual de Rusia estaba inspirada por el desprecio hacia la misiуn de Occidente. Incluso su religiуn y su iglesia desembocaron durante siglos en la concepciуn de un Occidente disgregado y en la destrucciуn de todas las fuerzas nacionales y йtnicas independientes. El bolchevismo es la sнntesis de esta rebeliуn de los nуmadas contra la nobleza europea y contra la misiуn del espнritu europeo, que llenу de indescriptible odio a los hombres de idiosincrasia extraсa, seducidos por el abismo. ___________ El ъltimo desarrollo del Occidente y de los nuevos conceptos polнticos del espacio y del espнritu ha progresado tanto que hoy serнa absurdo abordar con los tradicionales principios de la “pacificaciуn” de los pueblos y de la divisiуn de los territorios de dominio el mayor problema que ha de resolver nuestro siglo: la fundaciуn de una liga europea, es decir, estructurar orgбnicamente la ordenaciуn supernacional y, a pesar de ello, nacional de Europa, por la fusiуn de sus pueblos, partiendo de la intuiciуn del destino continental, de modo que permanezca intacta la idea de las unidades nacionales y йtnicas. Problemas a los cuales ha llegado finalmente la lucha llena de alternativas de Europa y que no sуlo afectan a la potencia polнtica o a las condiciones previas de una sana orientaciуn econуmica en la direcciуn del bienestar comъn a travйs de una nueva divisiуn del trabajo y el aminoramiento de la superproducciуn o mediante la supresiуn de las distintas trabas comerciales, sino que se refieren tambiйn a todo el cuadro biolуgico e ideolуgico del Occidente. En la lucha por el restablecimiento de los desgarrados vнnculos de la humanidad con las fuerzas primitivas del ser, Europa se encuentra hoy en una fase de su evoluciуn que equivale a la etapa final de una йpoca ya terminada de la humanidad occidental y con la cual se consuma simultбneamente la transiciуn a un nuevo milenio: el tercero. Para semejantes acontecimientos, para su conocimiento y su dominio son necesarias fuerzas que no se encuentran ni en el agotado hombre occidental ni en el terrible yermo espiritual del britбnico. Quien tenga todavнa el instinto de las cosas vivas y conozca la pujanza de las decisiones histуricas no puede pensar de otra manera. Pues estamos en medio de la mayor transformaciуn de la vida occidental. Nosotros no somos ya sуlo polнticos o sуlo jefes econуmicos, sуlo eruditos o poetas, sino que nosotros, testigos de la revoluciуn actual, estamos sacudidos por la mбs formidable lucha de Europa; todos nosotros sentimos el hбlito del destino, que nos rodea con sus rayos y crea la fisonomнa de lo venidero. Consciente o inconscientemente todos estamos unidos en la totalidad de este destino, en la unidad naciente de Europa, y este destino no nos dejarб libres mientras no triunfemos o perezcamos De estos acontecimientos actuales surge el nuevo hombre y la nueva ley de la existencia. No sуlo interiormente, no sуlo el ambiente cуsmico del espнritu se ha transformado, sino tambiйn su уrbita exterior y sus concatenaciones mбs simples, de modo que nosotros no estamos ya hoy en condiciones de ser fнsicos sin бnimo vital, matemбticos o astrуnomos sin sentido revolucionario del tiempo. Sabemos tambiйn que para la educaciуn de los hombres ya no son hoy necesarios conceptos y formas sino sobre todo la intuiciуn de lo trбgico. Quizб los verdaderos ductores de la nueva Europa sean sуlo antiguos guerreros, caudillos que conocen la alegorнa de la llama. No puede creerse que el futuro mundo europeo, surgido a travйs de la presente guerra, se apoyarб de nuevo en hombres sin sentido de la caballerosidad y la nobleza que perfilen y dirijan la vida cultural sin fanatismo. Hoy se derrumba el edificio del intelectualismo y de la civilizaciуn, de la cultura sin raнces, y comienza una era que exigirб a la Historia, para dominarla espiritualmente, caudillos y fanбticos. La expresiуn del nuevo espнritu europeo, es decir, de la conciencia de la pertenencia de todos los pueblos continentales a un cuadro cуsmico culturalmente determinado, a una idea comъn de la vocaciуn y a una fe comъn en el valor de lo viviente y creador, esta expresiуn de esta convicciуn ha surgido ya. Aquн se crea una ideologнa que abarca este espнritu y trata de justificar y fundamentar su unidad, como filosofнa del espнritu europeo. En este sentido, la filosofнa que hoy nace serб un movimiento europeo en que se apuntan y aclaran el giro de la historia y la formaciуn de la nueva conciencia. Pienso ante todo en el filуsofo residente en Heidelberg Ernst Krieck, creador de una nueva idea llamada a dirigir este movimiento del conocimiento que abarca a Europa, y a destacar su raнz tal como lo ha iniciado ya en sus obras y por cierto en relaciуn con las fuerzas eternas del ser y del presentimiento de ancestrales concomitancias de destino del espнritu europeo indogermбnicamente condicionado. Esta raнz indogermбnica o indoeuropea es comъn a todos los pueblos histуricos de Europa y nos da derecho a participar en un comъn trabajo europeo de civilizaciуn sin renunciar a su propio ser y a seguir a los dioses que imperan en Europa. Cuando pienso aquн en la filosofнa, lo hago porque la filosofнa puede justificar del modo mбs profundo la metamorfosis de nuestra historia como ritmo de la primitiva vida europea y es capaz de proclamar en la bъsqueda de las fuerzas mundiales constructivas la comunidad de lo europeo. Esta filosofнa de la nueva conciencia europea nace de la epopeya del presente que fundamenta la totalidad creadora de Occidente y que Ernst Kricck no hizo mбs que apuntar, con excepciуn del simbolismo del heroнsmo europeo, en la forma en que la encontramos sobre todo en Federico Nietzsche. Es una magnнfica tarea trabajar precisamente en el terreno de la revoluciуn del espнritu, que define a Europa como hogar de una conciencia de apostolado y da cimiento a aquella fortaleza de la nueva historia que ninguna potencia destructora es capaz de conmover. Pero naturalmente, hemos de tener siempre presente que el nuevo espнritu de Europa, esta unidad viviente diversa en sн misma, debe ser advertida contra la rigidez y protegida contra toda influencia por parte del concepto vital inglйs, enemigo de Europa, y contra la anarquнa nihilista. El espнritu europeo, como conjunto, representa una realidad autуnoma y efectiva. La joven Europa que surge de la lucha mбs violenta y de la comprensiуn de la esfera afнn de lo europeo estб en germinaciуn y todos nosotros queremos ser en paz y en guerra sus soldados. |